El abandono del proceso de diálogo hecho por el presidente regional de Cajamarca Gregorio Santos ha interrumpido la música celestial que acompañaba los primeros días del premier Juan Jiménez. Santos responsabilizó al gobierno de su decisión, por haber prorrogado por treinta días más el estado de emergencia en tres provincias del departamento. Aunque los facilitadores de la Iglesia Católica replicaron que insistirán hasta el fin, y el premier Juan Jiménez declaró que en Cajamarca se dialogará "con quien quiera dialogar", todos saben que con Santos afuera no hay entendimiento posible.¿Qué hacer? La pregunta no termina de ser respondida en Palacio de Gobierno.La declaratoria de estado de emergencia anterior vencía el 3 de agosto. La prórroga fue justificada por el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, con la necesidad de mantener el orden público. Pedraza pidió a los opositores al proyecto Conga un gesto político, una expresión de seguridades de que no habrá violencia, para revisar la medida. Pero Santos insinuó más protestas. Al mismo tiempo, Santos le quitó el respaldo a Gastón Garatea, tras haberlo admitido como mediador. Había aceptado su intervención por escrito, en una carta al defensor del Pueblo, Eduardo Vega, quien propuso inicialmente al sacerdote. Pero ahora Santos puede decir que es el gobierno el que está contra los mediadores. En efecto, es su primera discrepancia de consideración. (Edición domingo).