Los políticos están avisados. La población exige que en la campaña electoral que se avecina sean dos los temas prioritarios: qué podemos hacer para mejorar la salud y, sobre todo, para establecer un punto de quiebre a fin de enriquecer la educación. Como señala la última encuesta de Apoyo, 64% piensa que nuestra educación pública escolar es mala y, ¡horror!, solo un 5% dice que es buena. A esos extremos hemos llegado.¿Tomarán en cuenta los políticos estas opiniones? Deberían saber que 68% de encuestados quiere que los padres de familia participen en la selección de los profesores. Porque, aunque el Sutep diga lo contrario, un 93% piensa que los maestros deben ser evaluados y periódicamente.Para los analistas, aquellos candidatos que centren el debate en este postergado tema podrían ganar la confianza de los miles de hogares que padecen las consecuencias de nuestro caótico sistema educativo. A escasos cinco meses para los comicios generales, el país espera, pues, propuestas concretas, afincadas en políticas concretas.En tanto, bien vale tener en cuenta los resultados de la Evaluación Nacional 2004, que muestran cómo una gran mayoría de estudiantes que culmina la secundaria no llega al nivel suficiente de aprendizaje en matemáticas ni en comprensión de lectura. Es más, solo el 20% sabe explicar la importancia de estudiar historia. Esperemos ahora que no sean las propuestas electorales las que acaben, finalmente, desaprobadas.