El inversionista, principalmente extranjero, tiene muchos destinos para elegir. En su decisión final confluyen factores como la estabilidad política, social y jurídica de cada país, así como los atractivos económicos que este ofrece. Uno de los instrumentos que miden las potencialidades para la inversión es el Investment Grade o grado de inversión CAP.Para obtener esta calificación se requiere una combinación de factores que no deben alterarse durante varios años: disciplina fiscal que permita reducir paulatinamente la deuda pública; estabilidad en las reglas de juego para la inversión nacional y extranjera, absoluta independencia del Banco Central de Reserva; reducción del tamaño del aparato estatal; menor injerencia del Estado en la economía; apertura comercial; instituciones sólidas e independientes y atención del Estado a los problemas sociales de un país. En América Latina tienen grado de inversión Chile, México y El Salvador.¿Puede el Perú acceder a esta privilegiada categoría? Sí. Aunque algunos requerimientos para obtener esta calificación toman más tiempo que otros -como la reforma del Estado-, otros como el control de la inflación, la disciplina fiscal, una balanza comercial positiva, una gradual reducción de la deuda y el crecimiento de las reservas internacionales son logros que se pueden obtener a más corto plazo. En cuanto a la búsqueda de nuevos mercados, destacan las negociaciones de tratados de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y otros países.Otra de las fortalezas del Perú, como país atractivo para las inversiones, es el desarrollo de megaproyectos como el gas de Camisea o el proyecto minero Las Bambas, en Apurímac. Este último significará la inversión de US$1.500 millones a US$2.000 millones, y ya se destinaron US$45 millones para comenzar trabajos sociales en la región. Destacan también el gran proyecto eléctrico e hidroenergético de Olmos (Lambayeque) y el proyecto minero Alto Chicama, en La Libertad.Sin embargo, las agencias calificadoras de riesgo aún evalúan la inestabilidad política del Perú y la falta de consenso en el Congreso de la República con respecto a una política económica ortodoxa como un factor que limita sus posibilidades de crecer. Es importante que no se haga política con la economía de un país y se requiere dar señales de confianza a los inversionistas extranjeros para que continúen invirtiendo en la minería a través de grandes inversiones y participen también, a través de concesiones u otros mecanismos, en la construcción y mejoramiento de puertos, aeropuertos, carreteras y otros servicios públicos.Con el Investment Grade, el Perú y sus empresas podrían obtener financiamiento a tasas más bajas, y atraer a un grupo de inversionistas que solo confían en países que cuentan con esa calificación. Permitiría, además, que inversionistas estratégicos decidan apostar por el país, lo cual incrementaría notablemente los puestos de trabajo. Todo esto hace que lograr el Investment Grade sea, para el país, un reto impostergable, señala la economista Susana de la Puente.