Una posición errada sobre la real situación del Estado peruano recorre peligrosamente las dependencias públicas, donde los capitostes y funcionarios que los acompañan pregonan a los cuatro vientos la ejecución de proyectos sin siquiera ponerse a pensar en el beneficio del erario público. Nos habíamos convencido que el uso dispendioso de la caja fiscal era cosa del pasado, pero lamentablemente no es así, la perniciosa corriente está de retorno. Corresponde a los que creemos en el equilibrio de las cuentas nacionales y del endeudamiento responsable, fustigar todo aquello que vaya en contracorriente. El silencio acomodaticio es complicidad.Pero no solo se trata de oponerse, sino de señalar las soluciones para que proyectos que ameritan realizarse, que es el caso de la modernización y ampliación de la Refinería de Talara de propiedad de Petroperú; donde su presidente ha deslizado la cifra de 1,700 millones de dólares, con un margen de error de hasta el 50%, con lo cual estaríamos en la impracticable cifra de 2,550 millones de dólares.(Edición domingo).