Rayda Cóndor es pequeña de estatura, pero grande en fortaleza. Ayer, caminó desde la Plaza Dos de Mayo hasta el Palacio de Justicia, y desde allí hasta el Consulado de Chile, en San Isidro. Y fue en este último lugar donde se quebró al escuchar por un megáfono el nombre de su hijo muerto: "¡Armando Amaro Cóndor, presente!", gritaron al unísono más de dos mil voces.Su hijo mayor, fue una de las víctimas de La Cantuta. "Trece años de lucha, señorita, trece años", nos dice. Si bien ella confía en que Alberto Fujimori, quien deberá responder por el asesinato de su hijo y otros ocho jóvenes, será extraditado de Chile, no tiene la misma esperanza en la justicia peruana. "Aquellos que tanto daño hicieron están bien cómodos y sin sentencia en la Base Naval", lamentó.Pero ayer Rayda Cóndor y otros familiares de las víctimas de La Cantuta y Barrios Altos no estuvieron solos. También marcharon con ellos trabajadores de la CGTP, Construcción Civil, del Sutep, así como estudiantes y miembros de agrupaciones civiles. También partidarios de Fuerza Democrática, Somos Perú y Avanza País, entre otros movimientos políticos. Fue una marcha pacífica para pedir celeridad en la extradición del prófugo, la misma que a su paso recibió muestras de apoyo.