"Serán los cohetes de la novena de la Virgen del Carmen que ya empezó", se dijo a sí misma la señora Zulema Vásquez la trágica tarde del martes 5 de junio cuando escuchó fuertes explosiones que venían del centro de Celendín. Lo que sucedía en esos instantes en la plaza de armas de la provincia cajamarquina no era una celebración religiosa sino el ataque de policías y militares con armas de fuego de largo y corto alcance a manifestantes que respondían solo con las avellanas que se iban a utilizar en la fiesta de la patrona de la provincia. Esa mañana parecía un día cualquiera desde que se inició el paro contra el proyecto Conga: marchas en el día y vigilia por la noche. Don Elmer Escobedo abrió su bodega muy temprano y la cerró a las 11 am, por ser ese el acuerdo. "Será como siempre" dijo confiado en las marchas pacíficas cotidianas y dejó la plaza de armas para ir al campo. (Edición Domingo)