LA MISIÓN DEL FACILITADOR
8 de julio de 2012

Escribe Augusto Álvarez Rodrich. Cuando el gobierno se había debilitado por su propia torpeza política, ayer se anunció la designación de monseñor Miguel Cabrejos para facilitar un diálogo con las partes enfrentadas en Cajamarca, lo cual puede ayudar al presidente Ollanta Humala a empezar a recuperar el liderazgo político que ha perdido durante las últimas semanas. Esto ocurrió luego de que el gobierno pasó, en pocos días, de sentirse victorioso a quedar prácticamente acorralado. Luego de los mensajes del presidente Humala y de los comunicados de Newmont y las declaraciones de sus voceros, la actitud en el gobierno y en el sector empresarial era que ‘Conga Va’. Dicho escenario se revirtió, sin embargo, como consecuencia del agravamiento de la crisis en Cajamarca por los enfrentamientos que devinieron en la muerte de cinco ciudadanos dentro de un proceso en el que la matonesca detención de Marco Arana fue la expresión de la torpeza con la que el gobierno se ha desempeñado en el terreno político. El gobierno se encontraba en una situación incierta en la que no ganaba pero tampoco perdía con relación al proyecto de Conga pero, en el camino, se debilitaba políticamente a pasos agigantados, empezando a construirse una crisis mayor a la del ámbito puramente regional a pocos días de cumplirse el primer año de la presidencia de Humala. Así, el ministro de Justicia, Juan Jiménez, llamó por teléfono el jueves a monseñor Cabrejos para que propicie un diálogo que facilite caminos de entendimiento en Cajamarca. Su designación es un acierto. Como presidente de la Conferencia Episcopal, demostró prudencia y sagacidad para manejar, con perfil bajo, situaciones complejas. Además, lo hará sin la carga de haber estado en el centro de la tormenta, lo cual es una ventaja frente a otras opciones como Gastón Garatea o, por supuesto, el cardenal Juan Luis Cipriani, quien carece de toda credibilidad para una misión como esta. Pero la tarea que monseñor Cabrejos tiene delante no es, obviamente, sencilla pues deberá desentrampar un panorama muy complejo y de difícil solución entre partes que están con sangre en el ojo y que no se ven las caras desde hace más de medio año. El éxito es incierto. Pero siendo difícil, es lo que hay que hacer, para evitar más muertes en Cajamarca y, también, para que el proyecto de Conga pueda ser viable, pues su ejecución es imposible si la región no recupera la calma. El presidente Humala, por su parte, por más difícil que le haya sido tomar el trago amargo de convocar a Cabrejos, ha dado un paso importante para recuperar el liderazgo que nunca debe perder mediante una apuesta que, sin duda, vale la pena ser tomada. (Edición Sábado)