FIRMEZA, MESURA Y LIDERAZGO
6 de julio de 2012

Escribe el congresista Carlos Bruce. Luego del estallido de la protesta social en la provincia cusqueña de Espinar, hace apenas un mes, hicimos notar los problemas del Gobierno para afrontar eficazmente los conflictos sociales y garantizar así la estabilidad socioeconómica y la gobernabilidad del país. Se advirtió sobre el peligro de que este fenómeno social se extendiese en más regiones del país, y se instó al Gobierno a cumplir con su obligación de garantizar el orden y la seguridad con todos los medios que la ley le faculta, sin ceder al chantaje de los grupos radicales ni caer en la provocación de verse envuelto en una represión indiscriminada. Asimismo, se esperaba del Gobierno eficacia de gestión para afrontar los conflictos, previniéndolos y resolviéndolos inteligentemente. Lamentablemente, las recientes revueltas en Cajamarca nos muestran que el Gobierno ha vuelto a tropezar con la misma piedra con un saldo deplorable a la fecha de cinco víctimas mortales y decenas de heridos. Continúa la imprevisión, la improvisación y la incapacidad política para enfrentar los conflictos. ¿Por qué el Gobierno pone en riesgo una batalla que tiene todo para ganarla? Si ya existe un peritaje internacional favorable al proyecto Conga, el allanamiento de la empresa inversionista y la buena disposición de buena parte de las autoridades locales y regionales para concertar con el gobierno y, del otro lado, el debilitamiento político de los dirigentes radicales, no se entiende la razón de este saldo luctuoso en medio de estados de emergencia por doquier. La ostentación de la fuerza pública puede ser contraproducente si no se aplica con mesura y de forma selectiva. No se ve inteligencia en el gobierno y tal parece que no hay ministro del Interior ni de Defensa. Si en Cajamarca el problema de fondo es político y no militar, se requiere entonces una solución política principalmente. No hay que temer a una amplia mesa de concertación con participación de los agentes sociales y políticos representativos de la región sin discriminación alguna, sobre todo si ya hubo reuniones con autoridades locales y regionales. Sería conveniente la demostración del liderazgo del presidente Humala para consolidar lo avanzado. La autoridad y la firmeza para garantizar el orden y la seguridad también requiere de la mesura, liderazgo y apertura democrática, además de la capacidad para resolver conflictos sin caer en una guerra fratricida. Lo que está en juego en Cajamarca exige eso y mucho más.