El conflicto de Cajamarca contra el proyecto Conga ha puesto en la encrucijada no solamente el modelo extractivista sino también la gobernabilidad del país, por los múltiples efectos e intereses que estarían detrás en un contexto de crisis económica global, conflicto que de reproducirse en otras regiones paralizarían las inversiones mineras con consecuencias perversas, tanto macroeconómicas como en la economía regional, las cuales perjudicarían enormemente a todos los peruanos. Perú requiere asegurar los mayores montos de inversión en el sector minero y otros, con la mayor responsabilidad social, ambiental y tributaria, para seguir manteniendo las altas tasas de crecimiento económico.Frente a la recesión económica de Europa, el débil crecimiento de la economía norteamericana, un menor crecimiento de China, los precios internacionales del oro se mantendrán altos por su cualidad de reserva de valor ante un mundo en crisis.En esta coyuntura, Perú requiere asegurar los mayores montos de inversión en el sector minero y otros, con la mayor responsabilidad social, ambiental y tributaria, para seguir manteniendo las altas tasas de crecimiento económico, y hacer posible una mayor redistribución con políticas sensatas para reducir la pobreza.Por ello, la oposición contra el proyecto Conga no solamente retraerá las inversiones proyectadas cerca de 4,000 millones de dólares sino también afectaría los proyectos mineros La Granja, Galeno, Michiquillay, Shahuindo, Tantahuatay, lo que compromete a más de 8,000 millones de dólares de futuras inversiones que requieren Cajamarca y el país.Un elemento fundamental para entender la importancia de las inversiones mineras para el país, y Cajamarca en especial, es la categoría del "valor de retorno", o valor retenido que esencialmente estima la riqueza que se queda en el país como remuneraciones y todos los beneficios que perciben los trabajadores de la minera Yanacocha (sueldos y salarios, aportes de la empresa, participación en utilidades, abonos a las AFP) entre 1993 y 2010.Solamente, en el último año, el total de cargas laborales para cerca a los 10,000 trabajadores de Yanacocha han significado 198 millones de dólares que dinamizan la economía regional, y generan poder de compra en la ciudad, pero que, lamentablemente, hace más ostensibles las diferencias de ingreso entre un trabajador minero con un promedio de 2,000 dólares mensuales frente a ingresos campesinos de 300 nuevos soles al mes.En el "valor de retorno" debe incorporarse las compras que realiza Yanacocha, sea en Cajamarca como en el resto del país.Tan solo por concepto de compras regionales se ha gastado en los últimos años un promedio anual de 96 millones de dólares, que básicamente se concentran en las compras de bienes y servicios a las empresas locales, aunque, lamentablemente, no capitalizan la economía campesina. Por último, el "valor de retorno" considera los abonos por impuesto a la renta, más el llamado "aporte voluntario" que sustituyó el abono de regalías que todas las empresas estaban obligadas a pagar como una contraprestación por la explotación de recursos naturales no renovables. El promedio anual pagado por concepto del impuesto a la renta durante el período entre 2002 y 2010 ha sido de 194 millones de dólares, cifra que no guarda proporción con la riqueza creada, y que en un 50% se transforma en canon minero. Si se relaciona el "valor de retorno" con los ingresos se obtiene un coeficiente promedio de 46%, lo cual resultaría positivo para el país, pues nos estaría señalando que en los últimos años de cada 100 dólares de ingresos totales obtenidos por Yanacocha, unos 46 dólares se quedan en el país como cargas laborales, compras en Cajamarca y el resto del país, más los impuestos a la renta declarados.Mas, esta importante participación poco o nada tiene que ver con la situación de la población campesina de Cajamarca que aún se debate en la pobreza extrema con precios deprimidos para sus productos agrarios. Prueba de ello que en el índice de desarrollo humano (IDH) el departamento ocupa el 20º lugar en el país, y es el último en el coeficiente de electrificación rural.Lamentablemente, la categoría "valor de retorno" no valoriza los costos ambientales ni la extinción de recursos naturales no renovables. Tampoco estima el descontento de miles de campesinos frente a las prácticas de una empresa que durante los gobiernos anteriores no ha sabido aplicar los principios de la responsabilidad social. De allí la necesidad de dialogar, superando los fundamentalismos ecologistas y del libre mercado. Si, como lo ha anunciado el presidente Humala, se asegura la dotación de agua en mayores volúmenes que los originalmente proyectados. Si se aumenta el valor de retorno no para favorecer solamente a los 10,000 trabajadores directos e indirectos que tiene Yanacocha, sino asegurando mayores compras a la economía campesina. Si el Estado asume la necesidad de una estricta fiscalización ambiental y la disponibilidad de mayores recursos para Cajamarca, asegurando la realidad de una minería responsable a nivel social y ambiental, el proyecto Conga debe ser una realidad estrictamente por el interés nacional.