HACE FALTA UNA INYECCIÓN DE CONFIANZA
18 de junio de 2012

ALERTA. El crecimiento del PBI en abril (4.37%), no solo fue menor al esperado por los analistas, sino que resultó el más bajo en más de dos años, evidenciando que la economía peruana está sintiendo los efectos de la crisis en los mercados desarrollados. Esta cifra va de la mano con el déficit de la balanza comercial registrado en el mismo mes, el primero en más de tres años.Aunque estamos muy lejos de encender las luces de alarma, lo cierto es que ambas noticias llegan en momentos complicados para el Gobierno y en una coyuntura muy incierta y volátil en la zona euro. En el frente interno, la popularidad del presidente Ollanta Humala ha acusado un bajón de doce puntos porcentuales, tocando el nivel más bajo desde que asumió la presidencia, en paralelo con una disminución de las expectativas de los empresarios, según da cuenta la encuesta realizada por el Banco Central de Reserva (BCR).Quizá la única noticia positiva reciente haya sido la gira del presidente por Europa, un continente que afronta la peor crisis económica y financiera desde la posguerra. Es justamente esta delicada situación la que está comenzando a calar en la percepción de los agentes económicos locales, por lo que el mensaje de que el Perú está preparado para afrontar la crisis ya no parece ser suficiente para apaciguar los ánimos.Si bien el Marco Macroeconómico Multianual 2013-2015 indica que la política fiscal contempla un eventual programa de estímulo, el Gobierno haría bien en emprender una mayor difusión de sus componentes, cronogramas tentativos y eventos bajo los cuales se pondrá en marcha. No se trata de implementar las medidas de inmediato -porque aparentemente todavía no hacen falta-, pues lo que en estos momentos se necesita no es una inyección de recursos fiscales o monetarios sino una inyección de confianza.Hace poco era inverosímil pensar que la debacle en países poco relacionados con el nuestro, como Grecia, podría afectar las expectativas, pero en vista de los últimos acontecimientos, una desaceleración del PBI -aunque leve- o una balanza comercial en rojo podrían tener efectos inesperadamente negativos. Si la economía peruana está preparada, el Gobierno ahora sí tiene el apremio de demostrarlo.

  • [Gestión,Pág. 20]
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