DEJA VU
15 de junio de 2012

En esta ocasión se ha sumado el conflicto en Espinar, y los enfrentamientos ya no se dan entre ministros sino con los parlamentarios. Pero, al final, la población queda con la misma impresión de que, en medio de un creciente desorden, tenemos a un gobierno con sus miembros enfrentados. Al menos, Humala ya lo ha vivido y, por lo tanto, sabe que actuando con decisión podría solucionarlo. Para empezar, lo están respaldando en su estrategia de apoyar a la inversión. Una amplia mayoría cree tanto en el proyecto Conga como en la minería en general. Son contados quienes piensan que los va a afectar la renuncia de los radicales y es masivo el rechazo a Gregorio Santos. Así que la decepción de la población no tiene nada que ver con haber desechado planes trasnochados, sino todo lo contrario. Lo que más valoran del Gobierno es el manejo económico, y lo que más les preocupa es el terrorismo, la inseguridad, los desmanes en los conflictos sociales. Por ello, le están exigiendo orden para dar tranquilidad a los ciudadanos. Por otro lado, no lo ayuda en absoluto el tener a sus partidarios en tanto escándalo. Lo del ‘chuponeo’ es la gota que colmó el vaso. No habiendo elecciones hasta fines del 2014, bien podría lograr un año de tregua con un Parlamento dirigido por una Mesa consensuada donde todas las bancadas estén representadas. La permanente confrontación en el Congreso ha sido un desgaste innecesario, especialmente considerando que el mandatario requiere del apoyo más amplio para evitar estar cada seis meses en la incómoda posición de tener exaliados intentando arrinconarlo.