Las explicaciones dadas por miembros del ejecutivo, justificando con argumentos técnicos la suspensión de las negociaciones del acuerdo de integración energética, no han sido tomadas como ciertas por el gobierno de Santiago, que tiene una lectura distinta de la situación.Las razones esgrimidas para excusar la ausencia peruana de la reunión que debía realizarse en Argentina -que van desde la imposibilidad de la cancillería de atender más de una situación a la vez, hasta lo poco conveniente que es comprometer exportaciones de gas sin estar seguros de la dimensión real de las reservas- no han convencido a Chile.En efecto, el ministro de Economía y Energía de ese país, Jorge Rodríguez, no ha ocultado la frustración de su gobierno ante lo que consideran una escalada del impasse por el tema marítimo en la relaciones bilaterales.La presión mediática -que busca calar en la opinión pública chilena y en la internacional- ejercida por dicho funcionario ha sido y es muy intensa.