No lo quieren. La población de Cajamarca está prácticamente secuestrada en sus casas, coaccionada a apoyar el paro indefinido contra el proyecto Conga y obligada a pagar cupos a los agitadores que dirige el presidente regional Gregorio Santos, quien cuenta con una fuerza especial de individuos que no viven en la zona y causan destrozos y bloqueos de carreteras, sembrando inestabilidad y pérdidas económicas que bordean los tres millones de soles diarios.Así denunciaron ayer dirigentes políticos, ronderos, empresarios y representantes del Colectivo por Cajamarca, quienes coincidieron en señalar que la gran mayoría de la población no está de acuerdo con la paralización de más de 13 días de labores y que mantiene a la región en zozobra total. Jorge Vergara, presidente de la Cámara de Comercio de Cajamarca, dijo que los empresarios de esta región están preocupados por la situación de inestabilidad y se sienten coaccionados y amedrentados por los azuzadores.