SIN SECRETOS.¿Quién es el que más puede en el Perú? Definitivamente, es el presidente de la República. Sin embargo, y como es lógico, él no tiene la capacidad para saber absolutamente todo lo que acontece en el país y en el extranjero; esa ventaja la tienen aquellos que rodeándolo más cercanamente actúan como sus ministros de Estado. En consecuencia, el jefe de Estado forma opinión, toma decisiones y proyecta acciones tomando como base los informes que estos le proporcionan. Los ministros son personajes públicos, que rinden cuentas ante organismos supremos como el Congreso de la República. Pero también existen los consejeros o asesores personales, que inexplicablemente se desenvuelven bajo un oscuro misterio, pese a que desarrollan sus actividades en oficinas públicas, utilizan equipos, máquinas y vehículos oficiales, reciben seguridad del Estado y perciben emolumentos que tienen que estar presupuestados.Concordamos en que un asesor o consejero presidencial debe desempeñar su trabajo en reserva, sin cobrar un protagonismo que podría opacar, incluso, a su asesorado y bajo medidas de seguridad que le impidan convertirse en blanco del terrorismo, el narcotráfico y de otros enemigos del país. No obstante, eso no debería llevar a tender sobre ellos un manto que prácticamente los vuelve invisibles. Recordemos que esa práctica fue nefasta en el pasado.De esta manera, no es acertado, por ejemplo, que después de cuatro meses de trabajar como asesor del presidente, se supiera que el sueldo del señor Luis Favre lo pagaba el partido de gobierno. ¿Qué inconvenientes iba a generar que esa información se diera desde el comienzo? Al contrario, la transparencia hubiera evitado la generación de especulaciones. Lo mismo sucede ahora con Adrián Villafuerte y Eduardo Roy Gates. Del primero se dice que es consejero en temas de Seguridad y Defensa Nacional solo porque pertenece a la promoción del presidente, y del segundo, que ha sido abogado de una familia acusada de lavado de activos. El Gobierno debe actuar con transparencia, y publicar, de una vez, los nombres de todos los consejeros presidenciales, sus hojas de vida y los honorarios que perciben. De otra manera, seguirán en aumento las especulaciones y las sospechas de que algo no anda bien en Palacio de Gobierno.