DE PETRO-PERÚ A SECHURA
30 de marzo de 2012

Escribe Jaime de Althaus. Dicen que el presidente es pragmático y algunos sostienen incluso que ha sido capturado por la derecha, pero en ocasiones lo vemos más bien concentrado en cumplir con sus promesas ideológicas en lugar de resolver los problemas concretos que afectan la gobernabilidad. No se puede objetar el cumplimiento de las promesas, por más que algunas de ellas hayan sido electoreras y resulten contraproducentes. En la entrevista que concedió el domingo pasado anunció el segundo tramo del aumento del salario mínimo antes de 28 de julio, pese a que no hay estudio alguno que lo sustente, pues ya sabemos que tal incremento no ayuda a la inclusión de los desprotegidos sino a su exclusión. También anunció que está casi lista la "recuperación" del lote 88, reiteró el propósito de convertir a Petro-Perú en una megaempresa de nivel internacional "máxima expresión del poder del Estado Peruano", y reveló que el gravamen minero ya bordea los 3 mil millones de soles de modo que "mezclando el plural mayestático con el singular" dijo:"no tenemos miedo de enfrentarnos a los poderosos. No tengo ningún compromiso con ninguna empresa o transnacional". ¿De qué nos sirve tener a un 20% de la PEA con altos beneficios y mayor salario mínimo si ello se construye a costa de condenar a la mayoría a la sobreexplotación y la orfandad total de derechos? ¿De qué nos sirve una gran empresa petrolera estatal con presencia en el exterior si en el interior el Estado Peruano no es capaz siquiera de llevar a cabo procesos de consulta para los estudios de impacto ambiental ni explicar la bondad de los proyectos ni fiscalizar a las empresas ni menos aun llevar propuestas de desarrollo integral al ‘hinterland’ de los proyectos mineros? El presidente pone al Ministerio de Energía y Minas a emplear tiempo en renegociar el lote 88 para algo que no es necesario, porque hay gas de sobra en otros lotes, mientras ese mismo ministerio no es capaz de atender las preocupaciones de los pescadores de Sechura acerca de un proyecto de explotación de gas, pese a que vienen quejándose desde hace más de tres años. Vamos a cantar patrióticamente la ‘recuperación’ de 2 TCF de gas, pero lo que habría que preguntarse es cómo vamos a recuperar las ‘zonas liberadas’ en las provincias aledañas a Conga en las que izquierdistas radicales imponen un orden totalitario en el que nadie que disienta puede circular ni abrir la boca, sin que el gobierno ni partido político alguno sea capaz de atinar a nada. En el Perú somos afectos a las grandes declamaciones ideológicas, con mengua de la realidad. En la práctica pasamos de la autocracia a la oclocracia, al gobierno de las masas enardecidas. Aprobamos por unanimidad la ley de consulta previa, para quedar bien con nuestras ideas, cuando no tenemos capacidad administrativa, ni policial ni judicial en un territorio todavía extraño. Cuando el Estado mismo está por construirse. No se puede disgregar poder cuando no hay instrumentos de control. Así como la mejor manera de mantener la paz es construir un poder disuasivo, la mejor manera de mantener la democracia es fortalecerla.