GATOS PARDOS EN LA NOCHE
2 de noviembre de 2005

¿Que se vayan todos los congresistas?El Congreso ha caído en un profundo desprestigio que se expresa no solo en el 84% que desaprueba su desempeño, sino en la extendida percepción de que se ha convertido en una institución mediocre y corrupta.No se puede hacer una generalización que sería injusta, pues entre sus miembros también hay personas decentes y capaces. Sin embargo, las instituciones acaban siendo percibidas por el comportamiento más notorio de muchos de sus integrantes.La presencia de brokers de intereses particulares, proxenetas, matones, violadores y parlanchines incapaces que desprestigian al Congreso con cada intervención, así como la falta de voluntad dentro del mismo para sancionar las faltas -como en el caso de Alcides Llique-, han llevado a que este poder del Estado sea aborrecido por la opinión pública.Suena duro, pero es la verdad. No es, además, un hecho reciente. El desprestigio del Parlamento es antiguo, desde la actitud borrega durante el gobierno aprista, hasta la hegemonía del beeper y la voluntad de matasellos durante el fujimontesinismo.La degradación institucional que han conseguido varios parlamentarios con su propio comportamiento ha socavado la percepción del régimen democrático en su conjunto e, incluso, afectado a los congresistas honestos que sí se esfuerzan por realizar un buen trabajo. No es casual que varios de los mejores legisladores hayan anunciado su desinterés por permanecer en el Congreso durante un período adicional.Por ello, se está difundiendo en la población la actitud de no reelegir a ningún congresista en la próxima votación. Es una respuesta comprensible pero equivocada, pues la opción de la reelección parlamentaria debería premiar al buen congresista y permitir una acumulación de experiencia que favorece la función legislativa.Aunque en esta noche del desprestigio institucional todos los gatos son pardos, habrá que hacer un esfuerzo en la próxima elección para discriminar el trigo de la paja. El elector, eligiendo con cuidado, y los partidos, esmerándose por confeccionar, ahora sí, listas de candidatos honestos y capaces, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.