El Banco Central de Reserva (BCR) publicó el fin de semana su reporte de inflación trimestral, y la buena noticia es que ha elevado su proyección de crecimiento del PBI para este año, de 5.5% a 5.7%. La no tan buena noticia es que la expansión de los sectores agropecuario, minería e hidrocarburos será inferior que la proyectada en el anterior reporte (diciembre del 2011), la pesca profundizará su contracción y se mantuvo la proyección para manufactura, electricidad y agua. Construcción, comercio y servicios sí obtuvieron una mejora en sus perspectivas.Un menor crecimiento en el agro (de 5.2% a 4%) afectaría la generación de empleo rural, en tanto que la desaceleración de la minería (de 4.3% a 3.2%) golpearía la disponibilidad de divisas y la recaudación tributaria. Se trata, entonces, de dos sectores fundamentales para mantener la estabilidad de indicadores macroeconómicos clave, y si bien es cierto que el país debe comenzar a orientar su estructura productiva a actividades con valor agregado, los recursos que se obtienen de la minería son todavía muy necesarios.Por el lado de la inversión, el BCR proyecta que este año el país recibirá US$ 8,900 millones en inversión extranjera directa (más desembolsos de largo plazo), 22% menos que en 2011 y 27.6% menos que en el 2010. Habría que analizar qué porcentaje de esta caída corresponde a los proyectos que ProInversión no ha podido concesionar y a aquellos que tuvieron que ser postergados o detenidos por la presión política y social, sobre todo en la minería. Al respecto, el miércoles último el Ministerio de Economía lanzó una cartera de proyectos por US$ 10,000 millones para el periodo 2012-2013.Aunque de nada sirve lamentarse por errores pasados -tales como no haber realizado un trabajo serio en la promoción de inversiones-, el Gobierno tendrá que sacar lecciones para corregir los puntos débiles del programa económico.Por el lado de la inflación, el BCR considera un balance de riesgos neutral, a diferencia del sesgo a la baja en el reporte anterior, debido a factores como la incertidumbre sobre la evolución de las cotizaciones internacionales del petróleo, un tema que seguramente generará más de un dolor de cabeza al equipo económico del Gobierno.