A Chile, al parecer, no le basta con pronunciarse sobre un asunto interno del Perú, ni mucho menos con anunciar que solicitará la intervención de la OEA. Ahora, el Gobierno de Ricardo Lagos lanza una ofensiva regional, que contempla gestiones ante Brasil, Argentina y Ecuador (adonde enviará a un emisario) para lograr el apoyo a su posición de impedir que el Perú establezca su línea marítima. Según fuentes diplomáticas, citadas por La Tercera, el argumento ante este último país será que Quito también se vería afectado con la aprobación del proyecto peruano, que busca establecer una línea de base para calcular las 200 millas.Como parte de esta campaña, también mantiene "informada" a Bolivia en cuanto a que -según ellos- "vería sepultada su aspiración de un acceso soberano al mar".Uno de los ejes de esta ofensiva diplomática recae en el propio Lagos, quien aprovecharía su participación en la Cumbre de las Américas, en Argentina, para insistir en su postura ante algunos mandatarios de la región. Por ejemplo, se reunirá el viernes con el presidente norteamericano, George Bush. También tiene previsto entrevistarse con sus pares de Argentina, Néstor Kirchner y de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, a los que pedirá que intercedan a su favor.