Después de marchas y contramarchas, finalmente el Congreso escuchó al electorado y dio partida de nacimiento a la hoja de vida de los candidatos a las próximas elecciones. Ahora lo que corresponde es hacerla efectiva.Es importante que este currículo documentado recoja los estudios, experiencia laboral, institucional o gremial de los políticos, incluyendo a los futuros parlamentarios. Pero aun más, que se exija el registro de sus sentencias condenatorias por delito doloso, la relación de juicios por alimentos y de los incumplimientos pendientes en el caso de obligaciones contractuales y laborales.Hoy, para que este control cumpla sus objetivos fiscalizadores, es indispensable que la hoja de vida se difunda antes de la convocatoria a las elecciones. Tiene que aparecer en las páginas web de las agrupaciones políticas y, obviamente, del JNE. ¿Pero esos canales de comunicación serán suficientes? ¿Todos los electores podrán acceder a Internet para saber quién es quién?Es una lástima que el Congreso no haya establecido los mecanismos que se necesitan para que los currículos estén al alcance de todos los votantes. Aún está a tiempo de hacerlo. Además solo ha recomendado que se difundan antes de la convocatoria a los comicios, cuando puede establecerlo de manera obligatoria.El electorado tiene derecho a conocer esta biografía detallada anticipadamente, saber si los candidatos están capacitados y si tienen suficiente autoridad moral para cumplir una función pública transparente e independiente.