Mientras las acciones de interdicción contra la minería ilegal en Puno se concentran en las cuencas de los languidecientes ríos Ramis y Suches, en el altiplano, esta actividad se extiende sin control en la selva puneña, que comprende las provincias cocaleras de Carabaya y Sandia. Lo más grave es que allí se encuentra una de las últimas áreas de conservación de mayor diversidad biológica del planeta: el Parque Nacional Bahuaja Sonene.Donde antes la espesa vegetación y humedales dominaban el paisaje de la margen derecha del río Inambari, en plena zona de amortiguamiento del parque nacional, hoy se observan excavadoras que remueven toneladas de tierra en busca de oro. No hay datos oficiales, pero se estima que unos dos mil mineros ilegales están en la cuenca del Inambari (de Puno hasta Madre de Dios) y operan sin problemas porque en la explotación aurífera ilícita están involucradas las mismas autoridades.Un audio y un video a los que tuvo acceso El Comercio revelan el ilícito negocio que montaron dos alcaldes, un teniente gobernador y mineros informales de Puerto Manoa (centro poblado ubicado en la zona de influencia del Parque Nacional Bahuaja Sonene) para usar la maquinaria pesada del Estado en la explotación ilegal de oro.