El esperado desenlace de la tragedia griega que se replicará progresivamente en el resto de Europa, repartiendo dolor y pariendo violencia social, debe llevar a la reflexión a todos los peruanos, pues se trata de un ejemplo más de la irresponsabilidad de gobernantes que apelando a medidas populistas embarcan a toda una nación al despeñadero de la quiebra fiscal. Si bien los peruanos estamos curtidos con este tipo de ajustes, engendrados en la década de los 80, las nuevas generaciones deben tomar debida nota para saber elegir a los próximos gobernantes. No vaya a suceder, como el caso de miles de jóvenes peruanos que ni siquiera saben quién es Abimael Guzmán y su banda de criminales terroristas, que nos olvidemos de los populismos del pasado. Y es que pensar que el Estado, manejado por un gobierno de turno, es la solución para todos nuestros problemas, es la solución más retrógrada y que aún es cobijada por algunos ingenuos extremistas, que se esconden en los ruinosos templos partidarios de la izquierda peruana. El modelo económico peruano basado en el predominio de la inversión privada que dinamiza diversos sectores productivos y de servicios con una estrategia de conquista de mercados globales, ha demostrado que genera una gran rentabilidad. ¿Qué falta para perfeccionarlo? Tener un Estado moderno que gestione los recursos provenientes del esfuerzo privado (vía impuestos) para brindar servicios de alta calidad (salud, educación, seguridad ciudadana, etc). Sigamos con la hoja de ruta.