La reestructuración del Gabinete ministerial, el pasado 10 de diciembre, puso en evidencia un problema que el gobierno del presidente Ollanta Humala ha enfrentado desde que fue electo: la falta de cuadros profesionales para cargos de relevancia como los viceministerios y los organismos reguladores, entre otros. ¿Es que son pocos los profesionales que desean trabajar en el sector público o el Gobierno no se está preocupando por completar su planilla en los puestos de mayor nivel?El argumento de que se trata de "cargos de confianza" -como ha señalado el ministro de la Producción, José Urquizo, quien desde que asumió despacha con personas encargadas en los viceministerios de Pesquería y de Industria y Pymes- no resulta convincente, ya que, si ese fuera el caso, ningún ministro se preocuparía por nombrar a los que se supone son sus principales colaboradores. El hecho de que existan tantos funcionarios encargados, interinos o accesitarios configura un alto grado de inestabilidad en el manejo de la administración pública y, ciertamente, no genera mucha confianza.En esa situación, por ejemplo, se encuentra la Defensoría del Pueblo desde hace diez meses. En este caso, la responsabilidad recae en el Congreso, el presente y el anterior, que no ha llegado a ponerse de acuerdo en designar al reemplazo de Beatriz Merino. También es preocupante que no se haya designado a los tres directores del Banco Central de Reserva (BCR), que por ley le corresponde. Al parecer, el Legislativo maneja una lista de prioridades muy distinta de la que indica el programa económico del país, que lleva a cabo el presidente Humala. La Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), que fue creada para mejorar la calidad de los funcionarios públicos, también permanece acéfala. Y la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (Sunarp)tiene nuevo jefe oficializado recién desde el domingo, pese a que el anterior renunció a principios de octubre. También se acaba de nombrar al nuevo viceministro de Minería.Sin embargo, persisten muchos vacíos, lo cual está retrasando la implementación y aplicación de políticas sectoriales. Esperemos que exista voluntad para superar este obstáculo.