El mercado minero peruano ha venido observando la disputa entre las dos principales empresas que comercializan minerales en el mundo, por un lado, la multinacional Glencore International, con sede en Baar, Suiza, y Trafigura Beheer, instalada en Ámsterdam, Holanda, por el control de la principal empresa de fundición de metales en el Perú: el Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO), de propiedad de Doe Run Perú (DRP). Las dos "traders" han mostrado interés en la empresa: Glencore, apoyando a la administración de DRP en su Plan de Reestructuración para reactivar y reiniciar las operaciones de la Fundición; y Trafigura, que a través de su filial Consorcio Minero S.A. (Cormin-Trafigura) estaba interesado en tomar el control de la compañía y aplicar su propio Plan, aunque según fuentes del sector, la intención de Cormin–Trafigura era la de liquidar a CMLO.