Un servicio básico y vital como es el agua requiere de una gestión moderna y eficiente. En el Perú es el Estado quien se ha encargado de brindar este servicio con resultados poco menos que desastrosos. Si hablamos sólo de Lima, más de un millón de sus habitantes no tiene acceso a este servicio, mientras que a nivel nacional se estima que son cerca de 10 millones de peruanos que toman agua sin potabilizar. En el caso especifico de Sedapal, la falta de inversión en renovación de viejas redes origina que se pierda el 37.7% del agua que distribuye. En el caso de provincias --las encargadas del servicio son EPS bajo control municipal--, la situación es más dramática, pues el 50% del agua se pierde en el camino. Pero siempre es bueno recordar el millonario costo que significa para un peruano no estar conectado a una red pública. Según la Sunass, hoy una familia con conexión domiciliaria paga a Sedapal S/ 1.90 el metro cúbico, mientras a los excluidos les cuesta hasta S/. 10 en algunos distritos del sur. Un estudio de AFIN ha revelado que los sobrecostos que se generan por la falta del servicio que brinda Sedapal a los limeños alcanzan los S/. 370 millones, de los cuales S/. 140 millones se los llevan los dueños de las cisternas, mientras que los costos por no consumo potencial de agua superan los S/. 228 millones y por enfermedades diarreicas S/. 680 mil. ¿Seguiremos tirando la plata al agua?