LA VISTA YA NO ES LA MISMA

Para algunos pobladores de La Oroya, el paisaje ya no es el mismo, pues con dos chimeneas menos la nostalgia se ha depositado en los corazones de algunos mineros que vieron estas estructuras como emblemas de la industrialización.Hace dos años, cuando se desmanteló la primera chimenea, los antiguos mineros opinaron que con ella se iba un símbolo de la lucha por el progreso de los habitantes de la sierra central del país.Según el ingeniero Ángel Quispe Suárez, jefe de proyectos de la empresa Doe Run, todavía hay de qué enorgullecerse, pues La Oroya es un complejo polimetalúrgico único en el mundo, debido a que aquí se procesa cuatro metales principales: cobre, plomo, zinc y un circuito de metales preciosos.En la página web de esta empresa se señala que según el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (Pama) existente, en el complejo no solo se está reduciendo la emisión de humos por la única chimenea que queda. También se realizan programas de salud e higiene industrial que han disminuido el contenido de plomo en la sangre de los trabajadores más expuestos.