POLÍTICA CORTESANA
25 de octubre de 2005

Quienes respaldan a Alan García o Valentín Paniagua, y promueven un acercamiento entre ambos, en primera o segunda vuelta, para contrarrestar a Lourdes Flores, desarrollan argumentos ingeniosos que supuestamente mellarían la viabilidad de esta candidatura en función a que representa a la 'derecha'.Sin embargo, como ocurre con 'la izquierda', 'la derecha' también es hoy un concepto de definición compleja. Lo que se plantea es que la diferencia entre Flores, Paniagua y García no es tan grande como algunos quisieran.Para empezar, ¿en qué se distinguen en política económica? Paniagua, por ejemplo, dijo hace poco que lo más destacado del gobierno actual es su manejo económico, que no es otra cosa que la prolongación del modelo general lanzado en el Perú hace quince años, y que él mismo continuó durante su régimen. Y García, al menos, tampoco está diciendo que se va a apartar del mismo.En asuntos específicos trascendentales, por la magnitud de los recursos comprometidos, como la Interoceánica, los tres han respaldado este despropósito, junto con Javier Diez Canseco.La diferencia es de prioridades y énfasis, de una mayor o menor discrecionalidad en el papel del Estado y, sobre todo, de capacidad de gestión y eficiencia, pero dentro de un enfoque general común.De otro lado, en el terreno político, hay diferencias ciertamente, pero tampoco parecen tan marcadas en asuntos decisivos que, en teoría, permitirían distinguir fácilmente entre 'derechistas' e 'izquierdistas'. Uno de ellos es, sin duda, la CVR, ante la cual Flores, García y Paniagua coincidieron en su crítica e indiferencia.Un error del argumento 'derecha/izquierda' para etiquetar candidatos se origina en una arrogancia intelectual que pretende atribuir el patrimonio de la preocupación por los pobres a solo algunos de ellos, y que se sustenta en debates de salón sin una correspondencia con el sentir actual de la gente, la cual finalmente va a decidir su voto en función de su propia percepción sobre la decencia del candidato y de su eficiencia para convertir promesas en realidades, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.