Gran parte del porqué hoy el Perú está a punto de perder más de US$ 4,800 millones de inversión minera en Conga, haber resquebrajado la confianza entre los inversionistas, y dejar en stand by otros proyectos, se debe a los propios errores de la administración Humala, que permitió que los antimineros se infiltren cual kamikazes en sectores claves del gobierno para petardear la gobernabilidad del país.Hoy, recién el gobierno "descubre" que el informe de evaluación del EIA de Conga que debió ser presentado por el Ministerio del Ambiente y sustentado con la rigurosidad que exige el caso -que extrañamente se filtró a una ONG mediática con la supuesta conclusión de que el megaproyecto era "inviable"- resultó ser una simple "ayuda memoria", es decir una completa farsa. ¿Qué había de esperar de personajes que toda su trayectoria profesional se han dedicado a sabotear las inversiones mineras y que de la noche a la mañana un despistado gobierno los designa responsables de justamente evaluar y dar el visto bueno a los proyectos "extractivos"? ¿Alguien en su sano juicio pensó que el radicalismo de estos señores iba a ser despojado por la responsabilidad de la función pública? Soy testigo presencial de cómo estos señores, sin ninguna gota de sangre en la cara, realizaban campañas antimineras en base a desinformación y engaños, afirmando, por ejemplo, que las concesiones mineras en la práctica eran expropiaciones territoriales, expulsando a poblaciones enteras, y contaminando a diestra y siniestra. Una vergüenza, afirma José Luis Patiño.