BOICOT POLÍTICO CONTRA REFERÉNDUM REGIONAL
24 de octubre de 2005

Se equivocaron quienes pensaron que la celada política montada y perpetrada por el Congreso contra el referéndum regional tendría fácil éxito. Para tranquilidad de quienes valoran la importancia de la regionalización para el país, conviene destacar las medidas aplicadas por el Consejo Nacional de la Descentralización para garantizar el avance del proceso de acuerdo con lo programado. Esperemos que los partidos políticos obstruccionistas, sobre todo aquellos que pretendieron frustrar desde el Parlamento la consulta popular, no sigan alentando el boicot a través de los gobiernos regionales afines, que desde el inicio han hecho lo indecible para frenar la creación de macrorregiones. Había que ser ciego para no ver la estrategia montada por el Apra en su intento de impedir la fusión regional, en el norte, centro y sur. Hoy queda claro su cálculo político para no perder el supuesto espacio conseguido con la regionalización, desde que se hizo de doce de los 25 gobiernos.¿Por qué temer la redistribución de fuerzas que se estima traerá la fusión de las regiones? ¿Acaso los partidos se sienten incapaces de captar la confianza de las provincias o será más bien que sus presidentes regionales han perdido credibilidad en los tres años que llevan al frente del poder? Si el Apra y el resto de agrupaciones no estaban de acuerdo con el referéndum regional, debieron plantear antes sus desavenencias y no esperar a fines de setiembre para pretender postergarlo, cambiar las reglas de juego del proceso de integración y bloquear las reformas legales que se necesitan. Lo peor es la irracional campaña por el No que han montado algunos partidos. Se acusa al Gobierno de alentar el voto por el Sí, pero no proponen nada nuevo y viable en su lugar. Deberían recordar que los que ahora se oponen respaldaron abiertamente la descentralización. Hoy manejan el tema de acuerdo con sus intereses, al punto de postergar la regionalización como ya sucedió en los años 80.La regionalización no puede detenerse por intereses partidarios ni por el apetito presupuestal y de poder de muchos de los que jefaturan las regiones más importantes, de cuyo manejo no quieren desprenderse.