El anuncio del ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, de retomar las reformas en los regímenes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales, en los esquemas de contratación del sector público y modernizar el sistema privado de pensiones, resulta sumamente auspicioso y sólo esperemos que cada una de estas propuestas sean sometidas al más amplio debate técnico en el Congreso de la República. La primera reforma que busca elevar la profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales, apunta a aprobar un sistema de remuneración con claros incentivos que permitan elevar la calidad de vida de sus integrantes, beneficiando tanto al personal activo como a los pensionistas. Hoy resulta un insulto a la moral, el sólo hecho de comprobar que un policía que resguarda nuestra seguridad gana lo mismo o menos que un vigilante privado. La segunda reforma se centra en aprobar un sistema de remuneraciones del sector público que elimina regímenes transitorios de contratación, que en la práctica legalizaban esquemas informales de evasión de obligaciones ligadas a la seguridad social y pensiones, como el CAS. Esperemos que un nuevo régimen de contratación pública eleve la calidad de nuestra tecnocracia y se imponga una carrera pública acorde con las exigencias de los nuevos tiempos. Y la tercera reforma vital es darle mayor competitividad al sistema privado de pensiones para no sólo reducir sus elevados costos y eliminar ineficiencias, sino también ampliar la cobertura del ahorro previsional, garantizando con ello el financiamiento de una pensión decorosa para nuestros futuros jubilados. Por lo tanto, nos espera un 2012 prometedor pues será un año crucial para el destino del Perú.