El túnel trasandino de Olmos es un buen ejemplo de cómo con voluntad, tesón y perseverancia se puede culminar una obra monumental e integradora, como parte fundamental del proyecto de irrigación e hidroenergético de Lambayeque. Han pasado más de ochenta años desde que se lanzó la iniciativa que, tras marchas y contramarchas, se materializa ahora y permitirá regar, con aguas del río Huancabamba que iban antes al Atlántico, más de 40 mil hectáreas de cultivos y generar miles de nuevos empleos. Y así como hay que reconocer la visión de quienes idearon el proyecto, también hay que reconocer el aporte empresarial y tecnológico, así como la participación de varios gobiernos que le dieron continuidad. Olmos es también un ejemplo de coordinación e integración para los gobiernos regionales, que deben mirar más allá de sus linderos para comprometerse con iniciativas que finalmente beneficiarán a muchos peruanos.