OLLANTA, SEGUNDO ACTO
1 de diciembre de 2011

Confiamos que Humala cuente con la misma capacidad para desarrollar estrategia militar como la que -supuestamente- tenía su tocayo.Por lo tanto, lo de Cajamarca sería un repliegue ordenado para regresar mejor preparados y no el desbande de un derrotado.En realidad, cuando anunció que ‘Conga va’ dio la impresión de tener un esquema preparado. Incluso, mencionó que el tratamiento ambiental podría ser revisado, a lo cual asintieron los mineros involucrados, parecía que tenían una propuesta o algo. Pero no era así y no se presentó ningún planteamiento mejorado para neutralizar la agitación que se había desbordado.En todo caso, el daño ya está hecho; solo queda mirar para adelante y ver cómo solucionarlo. Especialmente considerando que los proyectos mineros que son suspendidos por presión de la población -Tambogrande, Río Blanco- rara vez son retomados. En este caso específico, por la importancia de Conga, hay que evitar por todos los medios que ese también sea el resultado.Por otro lado, son alarmantes las señales que se están dando. La población está viendo cómo se recompensa la violencia y la intimidación, por lo que más de uno estará pensando en copiarlos. Incluso, en cada región hay algún proyecto -hidroeléctrico, energético, minero- al cual alguien se habrá opuesto, así que podríamos terminar en un caos generalizado. Mientras que al inversionista se le está diciendo que las decisiones del Estado no valen el papel en el que las han firmado. En cualquier momento del desarrollo de un proyecto -con construcción en marcha y millones gastados- radicales mueven a la población y el gobierno se hace a un lado. Así que adiós estado de derecho; de nada sirven autorizaciones o contratos, si la gente o la región cambian de opinión, la inversión se va al tacho. No hay duda que el gobierno tiene que actuar rápido o estaremos ante un deterioro dramático, afirma el director de Perú 21, Fritz Du Bois.