Mañana Cajamarca parará en protesta por el proyecto aurífero Conga, la mayor inversión minera del Perú en los últimos años. Si bien inicialmente contó con la necesaria e imprescindible licencia social de la población aledaña, una serie de factores han llevado a que al gobierno no le quede más salida que "gestionar la crisis", como bien lo mencionó el último domingo la ex defensora del Pueblo Beatriz Merino, en una nota de opinión en este Diario.La desinformación, la mala comunicación, los precedentes negativos de contaminación ambiental, el temor y la desconfianza de la población con la empresa Yanacocha, gestora del proyecto, han rebasado todo límite. Para atizar el fuego, no han faltado, por supuesto, agitadores políticos (entre los que se cuenta un excarcelado que estuvo preso por pertenecer a la banda terrorista MRTA). Estos, a punta de argumentos emocionales y no técnicos, han atemorizado a la población y con el apoyo de la masa -confundida, desinformada y asustada- pretenden exigirle al presidente Ollanta Humala que desconozca los compromisos del Estado Peruano con este megaproyecto minero. Al gobierno le han faltado reflejos rápidos y establecer un diálogo abierto con las comunidades que hoy cuestionan el proyecto. Todo emprendimiento productivo tiene detractores por los temores a los impactos ambientales y sociales que pueden generar. La población está además en su legítimo derecho de desconfiar y exigir que todas sus dudas sean disipadas. Lo que no puede permitirse es que un grupo de seudolíderes con agendas políticas propias -financiadas sabrase por quién- manipule a las poblaciones y las ponga en contra del gobierno y del Estado de derecho. Es cierto que en el Perú la minería ha generado diversos problemas en el pasado, pero es cierto también que Conga es el proyecto que puede demostrar, por los altos estándares que se ha impuesto, que la minería puede ser de bajo impacto ambiental y propiciar el desarrollo sostenible.La pregunta es: ¿cómo hacer creíble y factible aquella frase no excluyente de "oro y agua"?No cabe duda de que allí entran a jugar tanto la empresa cuanto el gobierno. La empresa debe generar proyectos productivos en paralelo que beneficien inclusive a los grupos más alejados de la zona de influencia que -sea por tradición, costumbre o comercio- puedan verse también afectados. La empresa debe considerar su propio prestigio y evaluar la posibilidad de invertir algo más en aras de solucionar el punto utilizado por los ideólogos de la antiminería para cuestionar este proyecto. Al Estado le compete empezar a propiciar las normas necesarias para que un país tan diverso, como el Perú, aproveche al máximo el resto de sus recursos: maderables, pesqueros, agrícolas, ganadería de altura, ecoturismo, entre otros. En el caso específico de Conga, las próximas horas son fundamentales para tratar de tender puentes de diálogo, con los verdaderos representantes de la población y la población misma. Los próximos meses serán decisivos para perfilar el nuevo marco político y legal de la actividad minera ambiental y socialmente responsable, lo cual exige de todos los actores una actitud abierta y desprejuiciada para que el diálogo fluya, evitando los conflictos y la violencia. El país demanda inversiones productivas en todos los ámbitos de la actividad económica, con reglas de juego claras y respeto a los derechos de las comunidades y al medio ambiente. La minería tiene que demostrar, hoy más que nunca, que puede ser sinónimo de bienestar directo y a corto plazo.