"Si los ministros no aprueban lo que estamos planteando, entonces no salen de acá", dijeron los iracundos dirigentes de la Junta de Regantes de Andahuaylas y Chincheros. El ministro Caillaux empezó a preo-cuparse cuando escuchó a quienes estaban negociando con él la tarde del último jueves en Apurímac. Y más cuando sus efectivos de seguridad se acercaron para decirle que estaban bloqueando las pistas de los alrededores. No tuvo más remedio que salir zumbando, decir que el avión lo dejaba y que le mandaran el acta vía Internet.Las 34 personas que resultaron heridas impide reírnos de la torpeza del ministro de Agricultura, del desatino de quien lo nombró titular de la Comisión de Alto Nivel que fue a negociar a Andahuaylas y de la improvisación con la que se trasladó a todas esas autoridades, sin evaluar el escenario.Después de dieciocho horas de enfrentamientos entre pobladores y policías -seis heridos de gravedad trasladados a Lima y un local municipal incendiado-, Caillaux declaró que había firmado el Acta con los "puntos discutidos" del día anterior y que "si no quieren minería, no habrá minería". Anunció, además, que el Gobierno se ha comprometido a suspender el otorgamiento de concesiones mineras en las zonas de Chincheros y Andahuaylas.El Gobierno cedió ante la presión y la violencia. ¿Cederá también para solucionar el conflicto que se vive en Cajamarca, gracias a los que se oponen al proyecto Conga? ¿Hará lo mismo para levantar el paro indefinido en Áncash contra la minera Antamina? ¿Lo mismo para los que se oponen a la ampliación de la planta de Toquepala, en Tacna? Sabe el Ejecutivo quiénes han orquestado estas paralizaciones. Sabe el Servicio de Inteligencia quién tiene la capacidad de sincronizar las protestas."El Gobierno llama al diálogo, pero advirtiendo que los contratos serán respetados. ¿Dónde está entonces la gran transformación respecto de gobiernos anteriores?", se pregunta Miguel Palacín, coordinador general de la CAOI, la llamada Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas. El conocido dirigente antiminero, miembro del Congreso Bolivariano de los Pueblos y cercano a la Venezuela de Chávez, le está pidiendo a Ollanta Humala que defina su rumbo.Los dirigentes del movimiento Venceremos, que manejan el Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, hacen lo propio. El Movadef, que sostiene el liderazgo de Walter Aduviri en la sierra de Tacna, le reclama lo mismo. Y los etnocaceristas que engrosan las bases de estas movilizaciones, y que han tenido una activa participación en los últimos sucesos de Andahuaylas, su antiguo bastión, también. Ellos movilizan a los pobladores descontentos, capitalizan la falta de infraestructura e inclusión. La pregunta es si el presidente Humala cederá ante ellos. ¿Ante el ALBA, el MRTA, Sendero Luminoso y el Etnocacerismo?Las finanzas del Movimiento Bolivariano hacen milagros. Militantes de la agrupación chavista Todas las Voces fueron detectados por la Policía hace tres años cuando volvían del corazón del VRAE. Con menos esfuerzo, los abogados de Abimael Guzmán visitan a Antauro Humala en Piedras Gordas; Aduviri participa como expositor en el Congreso Etnocarista en Arequipa, y los emerretistas tienen la bendición del cura Arana.Los emerretistas de Venceremos, los senderistas del Movadef y los reservistas operan juntos en los Frentes de Defensa Ambientales. Y son mucho más violentos que los extremistas de Patria Roja, los antiguos organizadores de los Frentes de Defensa Regionales. El método hace la diferencia: Patria Roja diseñó la estrategia del ‘Moqueguazo’; los otros planearon el ‘Baguazo’. Lo que no cambia es la forma como abusan de las frustraciones y las necesidades de los peruanos más pobres, afirma Cecilia Valenzuela. (Edición sábado).