El desgobierno se desata en el país. Casi al unísono, han estallado en varios puntos del país acciones de fuerza, en ocasiones violentas, contra la minería, y, salvo en Andahuaylas, contra la mejor minería, la que genera activos ambientales: Antamina en Áncash y Yanacocha en Cajamarca. Y radicales amenazaban boicotear la mesa de Tacna (Toquepala) ayer. Solo en Andahuaylas la protesta es contra la minería informal, depredadora.Es, en parte, la cosecha de la campaña electoral. Se ha recordado, por ejemplo, que el entonces candidato Humala preguntaba en los mítines en Cajamarca qué era más importante, si el agua o el oro y así por el estilo. Bueno, la semilla ha germinado, y más o menos al mismo tiempo. Pero esto va más allá. Habría una articulación antiminera radical que ha decidido atacar los mejores proyectos. En ocasiones es táctica, para obtener mayores ventajas. En otras es puramente política. En Cajamarca, el gobierno ofrece revisar el estudio de impacto ambiental, pero los antimineros -ex emerretistas, Patria Roja y el cura Arana- simplemente no quieren saber nada de nada. Menos escuchar razones. Oiga, pero si habrá más agua con los reservorios. Nada. Manuel Pulgar Vidal me dice que nadie cree en los estudios de impacto ambiental, nadie cree en su aprobación por el sector que promueve la actividad, y nadie cree en una fiscalización que no existe, con una OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental) descabezada y sin dinero. Y el nuevo gobierno ha puesto, en el presupuesto 2012 del Ministerio del Ambiente, ¡menos dinero que el que tuvo este año! Pero quienes sí creen en esos estudios, en este caso como en el de Santa Ana en Puno, son la población del área de influencia, que ha participado en ellos. La directamente concernida. Los 32 caseríos del área de influencia de Conga hicieron muchas preguntas y finalmente estuvieron de acuerdo. Están de acuerdo. Son más de 8 mil personas, que han firmado un memorial. Lo que demuestra que la oposición a la minería es política, fundamentalista y orquestada.Ante eso, el gobierno, luego de revisar el estudio de impacto ambiental, si lo encuentra satisfactorio, debe salir abiertamente a informar con claridad que el proyecto no va a secar ni contaminar el agua sino que, por el contrario, va a aumentar su volumen para que haya riego incluso en época de sequía, como ocurre ya con las zonas aledañas al reservorio de San José construido por la propia Yanacocha. Habrá más agua, más producción y más ingresos. Si el gobierno no se compra el pleito, defendiendo la verdad por supuesto, esta concertación antiminera va a ganar, y nos quedaremos sin la palanca que la naturaleza nos ha regalado para salir del subdesarrollo. Y será el pantano en el que se ahogará el gobierno, afirma Jaime de Althaus.