Es bastante difícil analizar la labor que ha desempeñado el Congreso de la República en estos poco más de cien días que han transcurrido desde que fuera instalada la primera legislatura correspondiente al periodo 2011-2016. Decimos que es difícil, porque los congresistas han hecho más noticias por los escándalos judiciales en los que están involucrados, que por la labor fiscalizadora y, fundamentalmente, legislativa que deben cumplir.Hay que tener en cuenta que la Fiscalía de la Nación investiga a 14 representantes, entre ellos al segundo vicepresidente de la República, Omar Chehade, por presunto tráfico de influencias, y a otros tres por presunto lavado de activos. En este grupo tendríamos que incluir, por supuesto, a los tristemente célebres "robacables" y "comeoro".Nos queda claro que esto está ocurriendo porque los partidos políticos son incapaces de atraer a los mejores ciudadanos para que los representen en el Parlamento Nacional, lo que evidencia una crisis que si insistimos en no enfrentar nos impedirá marchar con firmeza hacia el ansiado desarrollo.Desde el 27 de julio, cuando fue instalada la legislatura, los parlamentarios han presentado 492 proyectos de ley, 40 de los cuales (8%) se han convertido en leyes al ser publicadas en las Normas Legales de El Peruano, aunque vale señalar que al menos tres son permisos de viaje del presidente de la República, uno es la autorización de ingresos de militares extranjeros al país, y otro es la creación del Día de la Medicina Peruana, entre otros asuntos que no transformarán el país. Quizá las iniciativas más importantes sean la promulgación de las leyes de las regalías mineras y del gravamen minero, del nombramiento del presidente del BCR, de la creación del Ministerio de Inclusión Social y de la reconstrucción de Ica, entre otras pocas.Al Congreso le queda, entonces, por desarrollar una amplia agenda para transformar, primero, al Poder Legislativo, y luego a las otras instituciones de un Estado que debe ser puesto al servicio de los peruanos y no servirse de ellos. Sin embargo, poco podemos aspirar, si los partidos mantienen su posición de no ser parte de esa transoformación.