Lamentablemente lo que viene ocurriendo con el proyecto Conga – que sería la más grande inversión minera de la historia del Perú, que implicará la inyección de más de US$ 4,800 millones a la economía nacional--, refleja lo que he venido sosteniendo desde hace buen tiempo: este gobierno carece de liderazgo, no cree en la inversión privada y tiene un serio problema de personalidad, pues combina las ideas trasnochadas de La Gran Transformación con los términos de una impuesta por conveniencia Hoja de Ruta. ¿Quién gobierna en el Perú? Si observamos a los que comandan la lucha antiminera, descubriremos que son los mismos que la población despreció con su voto en las últimas elecciones y hoy se dan el lujo de paralizar inversiones, necesarias para garantizar el crecimiento económico y la tan reclamada inclusión social. Lo peor es que el gobierno cae en este juego de chantaje y desinformación, instaurando mesas de diálogo donde se permite la acreditación de estos seudos líderes, dizque representantes de las comunidades aledañas, con lo cual la administración Humala los empodera y socava la débil institucionalidad democrática. ¿Acaso cree el presidente Humala que su estrategia de dejar hacer, dejar pasar, para ponerse en el balcón como simple espectador, contribuye a la gobernabilidad del país? ¿Piensa que cediendo a las presiones de los grupos violentistas y fabricando logros mediáticos, puede mantener una efímera popularidad? ¿No hay alguien en Palacio de Gobierno con la suficiente sensatez para ver que su líder está llevando al país al despeñadero?