"El Perú, en estos momentos, es una tierra de oportunidades para las inversiones, particularmente para las que vienen de países que están en crisis", dijo el presidente Ollanta Humala a la prensa, tras participar en la XXI Cumbre Iberoamericana, en Paraguay. Horas antes en su intervención había expresado varias ideas que recordaban el plan de la Gran Transformación que propuso en la primera vuelta electoral. Frases como que en el Perú tenemos "un Estado privatizado" y "hay que darles un impulso a los estados y recuperar sus espacios porque hoy tenemos muchas empresas multinacionales que tienen más plata que los estados", han generado inquietudes y preocupaciones. Y es que en el Gobierno, que está próximo a cumplir los 100 días, se perciben diversos discursos frente a la inversión privada. Y las expresiones del mandatario en Asunción son un ejemplo de ello, pues en un mismo evento tuvo palabras a favor del Estado empresario, trayendo a la memoria épocas pasadas, cuyos resultados fueron funestos para la economía nacional, y poco después hacía un llamado a los inversionistas.¿Es incompatible fortalecer el Estado y atraer las inversiones privadas? No necesariamente, si es que las acciones que han adoptado algunos funcionarios de la actual administración gubernamental frente al sector empresarial no tuvieran una actitud de enfrentamiento en unos casos y en otros la intención clara de una mayor presencia del Estado en la actividad empresarial, cuyo mejor ejemplo es el deseo de que Petroperú participe en el proyecto del gasoducto del sur.Por supuesto que se debe fortalecer la presencia del Estado, pero en áreas que están vinculadas a la regulación de la actividad privada más que en su rol de empresario.Ya que más allá de la creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social no se perciben objetivos claros para que la actividad de Estado sea más eficiente. Todo lo contrario, cada semana se comprueba lo que los propios ministros admiten: la falta de talento para ocupar cargos claves en la administración pública. A todo ello, no podía faltar el Congreso, que pone sus granitos de arena con proyectos que pueden terminar afectando la competitividad, tal como hoy lo demostrará la Cámara de Comercio de Lima con un informe.Hasta el momento, el único ministro que ha salido a declarar sobre los problemas que enfrenta la inversión privada, principalmente con los conflictos sociales que han comenzado a agudizarse, ha sido el jefe del Gabinete, Salomón Lerner. Otros miembros del Ejecutivo prefieren hacer mutis siguiendo la estrategia del presidente Humala. Por ejemplo, el presidente del Banco Central de Reserva ha comparecido frente a la prensa en más oportunidades que el propio ministro de Economía. Otro ejemplo es el titular de Transportes y Comunicaciones, quien inicialmente mantuvo una posición de llevar por cuerdas separadas la renovación del contrato con Telefónica con el caso de las contingencias tributarias de Sunat. Sin embargo, por boca de su viceministro, cambió de opinión.Como advertimos hace dos semanas, la mejor manera de atraer la inversión, sobre todo en momentos de crisis mundial, es despejando la atmósfera enrarecida que se ha formado en los últimos días, lo que requiere de un Gabinete con una actitud más proactiva y coherente, que incluye, por cierto, a los discursos presidenciales. No hay que salirse de la Hoja de Ruta, afirma Julio Lira, Director de Gestión