Una de los proyectos mineros que demandará la mayor inversión de la historia del Perú, Conga, con más de US$ 4 mil millones en sus alforjas, está a punto de ser paralizada por un movimiento antiminero que ha capturado el gobierno regional de Cajamarca, mientras el gobierno central brilla por su ausencia. ¿Dónde quedó el compromiso del presidente Ollanta Humala a la hora de promulgar las leyes que castigaban con mayores tributos a la minería a cambio de impulsar su desarrollo? o ¿estamos de nuevo frente a la escopeta de dos cañones?¿Tiene algo que decir el ministro de Energía y Minas al respecto? o ¿tal vez el Perú ya dejó de ser un país minero y no nos hemos enterado? Avisen, por favor. No comprendo cómo una administración gubernamental que pregona a los cuatro vientos la inclusión social, no ve que uno de sus ejes de desarrollo rural, como es la minería, viene siendo maniatado y acorralado por sectores que hace buen tiempo viven de la pobreza extrema en nuestro país.Se ha demostrado hasta la saciedad que la minería es la única actividad rentable a más de 4 mil metros de altura, y que bien desarrollada por empresas que cumplan altos estándares de responsabilidad ambiental y social, constituyen la palanca de desarrollo regional, generadora de clusters, cadenas productivas y de servicios, que da empleo de calidad y elevan la calidad de vida de sus pobladores.En un contexto internacional, donde la recesión resulta una amenaza que ahuyenta inversiones, la administración Humala demuestra que ha perdido la brújula en el sector minero, principal fuente de recursos fiscales que serán cada vez más escasos, conforme la parálisis se haga efectiva. Realmente incomprensible, afirma José Luis Patiño.