Es importante que el Gobierno se percate de que la consigna "lucha implacable contra la corrupción", que levantó durante la campaña electoral, puede terminar en poder de la oposición si mantiene la pésima actitud de guardar silencio frente a denuncias de irregularidades, o intenta guardar su imagen con explicaciones que no convencen a la mayoría.Ojo que la ciudadanía, muy sensible cuando se trata de juzgar esos casos, comienza a perder la confianza respecto a lo que están haciendo las autoridades para combatir el latrocinio y la prebenda en la administración pública. Por lo menos el 37% de los encuestados por Datum es contundente: "El Gobierno no está haciendo nada contra la corrupción", y el 44% comienza a perder la paciencia: "Está haciendo algo, pero puede hacer más". Este panorama obliga a que el presidente y otros altos funcionarios actúen con mayor rigor, por ejemplo, en el caso que ahora involucra al segundo vicepresidente de la República, Omar Chehade, quien se ha declarado, sin inducir a muchos en su favor, como una víctima de los enemigos del régimen, en lugar de ponerse de inmediato a disposición del Congreso de la República y de las otras instancias que les corresponderían investigar si existió o no un tráfico de influencias a favor de una empresa privada.Tenemos claro que lo de Chehade no puede sumarse al largo silencio que se mantuvo alrededor del raro viaje que hizo Alexis Humala, hermano del presidente, a Rusia, y la falta de reacción para explicar cuál fue el mecanismo que se utilizó para seleccionar a los postulantes de Gana Perú al Congreso de la República.Acaso los nacionalistas no han aprendido las lecciones del pasado, acaso no son capaces de mirarse en el espejo del gobierno anterior, que justamente por no actuar con la suficiente rapidez, sagacidad e integridad, sus conductores ahora están envueltos en las sombras del caso BTR.En cuanto al grupo empresarial aludido en la historia de Chehade y los generales de la Policía, creemos que no hace nada bien guardando silencio, pues de por medio está el prestigio construido en decenas de años.