El gobierno de Ollanta Humala sentó su posición respecto al controversial Acuerdo Energético Perú-Brasil, firmado en la gestión aprista y pendiente de una ratificación. En la balanza de opiniones se inclinó a justificar la necesidad de este acuerdo que implica la construcción de cinco grandes hidroeléctricas en la Amazonía a riesgo de destruir la biodiversidad de la zona.En aras de garantizar la seguridad energética del Perú, el ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, explicó que es importante un "enlace energético" con el país vecino a través de líneas de transmisión eléctrica, puesto que nuestra demanda alcanza los 5 mil megawatts, mientras que Brasil se aproxima a los 100 mil."La ventaja de estar enlazados es que un sistema recurre a la reserva del otro. Entonces, la reserva de Brasil es igual a la demanda del Perú. Para nosotros sería un hecho de seguridad energética", sustentó. Dijo que en un principio no se usará la cantidad de recursos de las grandes hidroeléctricas, pero que el país puede capitalizar esas capacidades, logrando que las inversiones futuras “sean pagadas por otros mercados, sin sacrificio de la demanda eléctrica nuestra”.