Para mantener el ritmo de crecimiento económico en nuestro país, es oportuna la iniciativa del Gobierno de incrementar la inversión pública, sobre todo en infraestructura vial que facilita la circulación y el intercambio productivo, que aseguran el desarrollo nacional. Sin embargo, este impulso no es suficiente para mantener el equilibrio actual frente al difícil panorama económico internacional, y es fundamental para nuestro país atraer y estimular una mayor inversión y re-inversión privada.Cabe resaltar que en algunos sectores de exportación no primaria muy intensivos en mano de obra, como las confecciones y el agro, se percibe una significativa reducción en la demanda, a lo que se suma el incremento de los costos de producción, debido al aumento de la Remuneración Mínima Vital y a la apreciación de nuestra moneda, lo que obliga a que muchas empresas disminuyan sus operaciones y reduzcan sus contrataciones.Recordemos que, durante la última década, la inversión privada ha sido el motor del crecimiento económico, creando más de 3.2 millones de puestos de trabajo. Asimismo, se proyecta que, en este 2011, los contribuyentes aportaremos más de S/.73,766 millones en impuestos, casi el triple de lo recaudado en el año 2000. Sin embargo, es difícil argumentar que los servicios públicos hayan mejorado en la misma magnitud, y es evidente que la modernización del Estado es la transformación que se necesita impulsar para incrementar su eficacia y eficiencia en el uso de los recursos con los que se cuenta.En los últimos años, la inversión privada ha llegado, en promedio, a US$16,000 millones anuales, mientras que la pública, a US$3,000 millones; y esta diferencia ha venido creciendo. Por lo tanto, si se experimentara un declive en la inversión privada, el incremento de la inversión pública -por más grande que sea- no podrá contrarrestar las consecuencias negativas de la economía nacional. Este fenómeno ya ocurrió en 2009 cuando, mediante el Plan de Estímulo Económico del Estado, se esperaba que la economía creciera 6%, pero solo se logró un avance de 0.9%.Es indispensable mantener condiciones de mercado atractivas para la inversión y la re-inversión. Si se suben las tasas impositivas o si se hace más inflexible la contratación de personal, solo conseguiremos fomentar la informalidad y se ahuyentarán las inversiones. Si bien eso nunca es aconsejable, su efecto en época de crisis puede ser desastroso. Sería bueno, entonces, que nuestras autoridades analicen la legislación comparativa en materia tributaria y que se cuente con diferentes opciones que estimulen la re-inversión de utilidades, por ejemplo, sobre la repartición de las mismas.No olvidemos que la inversión privada ha sido y seguirá siendo el motor del desarrollo, de la creación de empleo y del pago de impuestos que permite el funcionamiento del Estado y del gasto en los programas sociales. En momentos en los que nuestro país todavía destaca frente a otras naciones que tambalean ante una posible recesión, hay que hacer todos los esfuerzos para no perder el ritmo, afirma Dionisio Romero Paoletti.