ECONOMÍA: CAMBIO DE REVOLUCIONES
7 de octubre de 2011

Es un hecho que la crisis que atraviesan las economías de Estados Unidos y de Europa Occidental será de largo aliento. La ilusión de que la caída 2008-2009 se superaría en el corto plazo está siendo rebatida por los pobres resultados en las dos regiones mencionadas. Así lo indican, además, importantes economistas extranjeros y del Perú, como Paul Krugman y Jurgen Schuldt, y el propio ministro de Economía de nuestro país, Luis Miguel Castilla, quien ha declarado que todos los días prende una velita para que la economía de China no se desacelere. Ante esto, una pequeña economía como la peruana está obligada a impulsar políticas fiscales y monetarias agresivas para contrarrestar los efectos de la crisis externa. La política fiscal tiene que traducirse en un mayor y mejor gasto público. No hay que romper el chanchito, pero hay que hacerle una abertura mayor para poder utilizar una porción prudente de los recursos ahorrados. El incremento del gasto fiscal debe ir de la mano con una mayor recaudación: no solo gravamen minero sino una recia lucha contra la elusión y la evasión, incluidas las pingües ganancias de sectores informales de la economía. La política monetaria es el otro instrumento para responder a la crisis: una política que promueva la reducción de los intereses y un manejo de la política de cambio que equilibre las ganancias de las exportaciones y los costos de las importaciones. Aunque es una política de mediano plazo, el incremento de las relaciones comerciales, energéticas y viales con América del Sur es un factor decisivo: política exterior y política comercial tienen que ir de la mano. Es indispensable, simultáneamente, promover las economías subnacionales: la seguridad alimentaria como gran objetivo, mediante la integración vial y la promoción de la pequeña y mediana producción agropecuaria. Escribe Santiago Pedraglio