ANTIMINERÍA FARSANTE Y CORRUPTA
21 de septiembre de 2011

En el Perú hay minería que contamina. Nadie lo podría negar. Sin embargo, también hay minería limpia. Existen empresas mineras cuyas aguas se utilizan sin problema en los criaderos de truchas. Hay también compañías que utilizan el agua de sus relaveras para regar pastizales donde se alimenta sanamente el ganado. El problema está en los farsantes, tales como los que saltaron a la palestra a raíz de los sucesos de Tambogrande, Islay, Puno, etc., y que se oponen a la minería responsable, pero que no se inmutan ante la grosera contaminación de la minería ilegal. Muchos de ellos son contrabandistas, narcotraficantes o -precisamente- mineros ilegales. El problema radica también en algunos funcionarios del Estado -congresistas, jueces, policías y burócratas, entre otros- que están del lado de la minería informal y que lucran con ella. Seamos sinceros: esas personas no tienen ninguna preocupación por el medio ambiente. Gran parte de la antiminería peruana es farsante y corrupta, señala Fernando Cillóniz.