No todo brilla alrededor del oro. La situación que atraviesa Madre de Dios como consecuencia de la minería ilegal es más bien sombría y desesperanzadora. Aguas turbias han reemplazado quebradas cristalinas, ratas y gallinazos se ven en vez de aves multicolores. Y esos paisajes que antes eran verdes, hoy lucen desérticos. Un escenario que ya se trasladó incluso hasta la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, lo que pone en riesgo dicha área protegida. Mientras tanto, unos cuantos concesionarios siguen beneficiándose gracias a la extracción ilegal de oro.