Luego de algunos tropiezos y con algunas concesiones, el Congreso aprobó ayer por unanimidad (salvo en cuatro artículos) la Ley General del Ambiente. Esta norma reordena el marco normativo ambiental, garantiza la transparencia de la información, y, sobre todo, fortalece el rol fiscalizador de la autoridad nacional ambiental: el Consejo Nacional del Ambiente (Conam). Tres artículos fueron modificados (principio precautorio, cumplimiento de los estándares de la OMS cuando no haya normas y el informe técnico posterior a la denuncia penal), y uno archivado (la carga de la prueba), pese que había una propuesta de consenso.