"Un futuro sin enconos, lleno de esperanzas y realizaciones", propuso el presidente regional de Arequipa, Juan Manuel Guillén, al dar por iniciada la Trigésima Convención Minera - Perumin. Si algo se percibió en la mañana inaugural del principal evento minero del país -y quizá de Latinoamérica- fue precisamente eso: reconocer, de un lado, que el Perú es un país minero y que debe seguir siéndolo y, de otro, comprometer a las empresas del sector y al Estado para que articulen esfuerzos y compartan una visión de futuro que beneficie a todos los peruanos. El Perú tiene ante sí el equivalente a un tercio de su PBI (US$50.734 millones, para ser exactos) en inversiones mineras que podrían ejecutarse en los siguientes años y desaprovecharlas como mecanismo para generar desarrollo es impensable. Otros países lo hicieron antes que nosotros –Fred McMahon, del Instituto Fraser, explicó cómo la pobreza en Chile “cayó como un piedra” a consecuencia de ello.