Es encomiable la apertura con la que el Gobierno ha venido escuchando a los más diversos gremios y organizaciones cuyas actividades podrían verse afectadas de una u otra manera por la eventual firma del tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos.Sin embargo, hay que tener cuidado con que dicha apertura pueda ser confundida con debilidad por parte de ciertos grupos interesados que buscan ganar privilegios que no les corresponden. Y es que con los subsidios que ya ha acordado el Gobierno para ciertos sectores, hay quienes, para decirlo en buen cristiano, solo ven una oportunidad de aprovecharse y quieren una tajada a toda costa.Concretamente, hay que rechazar firmemente el chantaje de algunos sectores agrícolas que amenazan con seguir oponiéndose a la firma del TLC, incluso con bloqueos y violencia en las calles, si no reciban compensaciones que no les corresponden, pues no habría daño económico que compensar. Quienes producen productos agrícolas que Estados Unidos subsidia y que entrarían al mercado peruano --el maíz, el algodón y eventualmente el trigo-- ya han recibido un plan de compensaciones para contrarrestar lo que de otra forma hubiera sido una competencia desleal. Los demás, y en esto hay que ser claros, no son más que aprovechadores que intentan subirse como polizontes, a costa de todos los peruanos, a un tren para el que no tienen, ni deben tener, boleto.