El traqueteo de motores que bombean el agua y remueven la tierra en busca de oro no se detiene de día ni de noche a la altura del kilómetro 103 de la carretera Interoceánica, en plena zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata. Donde hasta hace cinco meses había chacras o espesa vegetación ahora se levantan frágiles locales con paredes de plástico y esqueletos de madera: restaurantes, boticas, bares, bodegas, hospedajes, grifos, tiendas de repuestos de maquinaria, baños, peluquerías. (Edición domingo)