CRISIS FINANCIERA Y TLC
11 de agosto de 2011

La inminencia de una nueva crisis financiera global asoma otra vez en el escenario, amenazando asfixiar la precaria recuperación económica de la Unión Europea y EE.UU. Si a esto le sumamos la posible pérdida de dinamismo en China, las perspectivas del entorno internacional para los próximos meses se presentarían como altamente preocupantes.Esta previsible desaceleración del crecimiento global estará indudablemente aparejada de una caída en la demanda de nuestras exportaciones. De allí la importancia de perseverar en lo ya alcanzado comercialmente, consolidando nuestros acuerdos e implementando plenamente aquellos que se encuentren pendientes para aprovechar al máximo las ventajas que los mismos nos ofrecen. Ningún sentido tiene en las actuales circunstancias de incertidumbre plantear la revisión de nuestra red de acuerdos, cuando lo urgente es prepararnos para la tormenta en ciernes.Recordemos que el Perú es uno de los países que más ha avanzado en la región en lo que atañe a la suscripción de acuerdos preferenciales, asegurando en menos de diez años el acceso de nuestras exportaciones a los principales mercados internacionales. Como resultado de esta política, casi el 85% de nuestras exportaciones pueden ingresar a las plazas europeas, asiáticas y norteamericana, por no referirme a las regionales, sin pagar aranceles. Es igual de relevante que nuestras exportaciones cuenten con la protección de acuerdos que establecen reglas de juego claras y transparentes e impiden la imposición antojadiza de medidas restrictivas al comercio. Esto resulta especialmente ventajoso si consideramos que la desaceleración global vendrá acompañada de fuertes presiones proteccionistas, tal como ha ocurrido en anteriores crisis. Si bien los TLC no nos blindan de los vaivenes del mercado, al fijar un marco normativo regulador del intercambio entre las partes permiten salvaguardar a nuestros exportadores de las medidas arbitrarias que suelen proliferar en contextos recesivos. Para una economía pequeña como la peruana, contar con un marco regulador claro y predecible en lo bilateral resulta de extraordinaria utilidad. De allí la imperiosa necesidad de centrar nuestra atención en el aprovechamiento y administración eficaz de los acuerdos, evitando entramparnos en la revisión de los textos acordados. Por lo demás, hasta ahora no se ha señalado con precisión qué aspecto puntual de algún acuerdo resultaría perjudicial para nuestros intereses. La inestable coyuntura internacional aconseja la consolidación de nuestros acuerdos. No es casual que el Perú sea el último país que logró la aprobación de su Tratado de Libre Comercio (TLC) en el Congreso norteamericano (Colombia, Panamá y Corea llevan varios años esperando en vano). Además, las autoridades comerciales estadounidenses no cuentan ya con la autorización de su Congreso para negociar nuevos acuerdos y la posibilidad de que se puedan reconsiderar los alcances de lo ya acordado es nula.La mejor estrategia para afrontar la inminente borrasca pasa por asegurar la competitividad de nuestras empresas exportadoras, generando un entorno facilitador de la actividad y apuntalando los distintos componentes de la cadena logística cuyas ineficiencias generan enormes sobre-costos a los agentes productivos. Esto, sumado a la adecuada administración y aprovechamiento pleno de nuestros acuerdos comerciales, contribuirá sobremanera a que salgamos bien librados de la coyuntura que se avecina, señala Pablo de la Flor, Ex ViceMinistro de Comercio Exterior

  • [Gestión,Pág. 19]
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