"Crecimiento con inclusión social" ha sido el lema general de la última campaña política. Sin embargo, dado el proceso electoral conocido por todos, ha sido el presidente Humala el que mejor encarnó políticamente esa demanda electoral. Sin embargo, entre los positivos anuncios de estabilidad macroeconómica y "nuevos" programas de alivio a la pobreza, que justamente buscan alcanzar la meta política del quinquenio, destaca el relanzamiento del nuevo rol empresarial de Estado. Malos remedios para viejos problemas.En el discurso se han detectado hasta 7 industrias "escogidas" para una mayor presencia estatal: transporte aéreo de pasajeros, transporte de carga marítima, generación y distribución de electricidad, explotación y comercialización de hidrocarburos, puertos, banca minorista pyme y construcción (uso de ingeniería del Ejército).A nivel macro."La existencia de empresas públicas eficientes y rentables puede ayudar a complementar los ingresos tributarios. Así habría más presupuesto para políticas públicas".Este argumento es económicamente débil porque puede llevar a que el Estado tome control de actividades consideradas de alta rentabilidad (¿y bajo riesgo?). No hay cómo determinar un límite, salvo arbitrariamente. Así, podría ser dueño de empresas mineras, hidrocarburos, telecomunicaciones, electricidad, harina de pescado, hasta la producción y comercialización de leche, aceite y arroz, ¿supermercados públicos?. De esta manera, desplaza y compite deslealmente con el sector privado y puede llegar a afectar seriamente la creación de riqueza en una sociedad. Es como saltarnos la experiencia acumulada del siglo XX. A nivel micro."Regular el mercado". Existe el argumento de que una empresa pública puede ayudar a regular mercados cuasi monopólicos y oligopólicos. Para ello sin embargo existe la supervisión y regulación estatal. Apertura comercial, bajas barreras a la inversión, organismos reguladores y la agencia de competencia. Solo el fracaso absoluto de las mismas podría llevar transitoriamente a la existencia de una empresa estatal."Proveer un bien o servicio privado subofertado por el mercado". En estos casos es deseable (socialmente óptimo) que el Estado pueda proveer tales bienes y servicios. Sin embargo, el operador puede ser privado, si resulta más barato el subsidio estatal que la provisión directa por parte una empresa estatal. Esta última tendrá que mostrar mejores niveles de eficiencia que un privado. Para ello, debe mejorar su gobierno corporativo. Incluso así, una comparación nos dirá cuál es el mejor camino. Intereses creados.Algunos individuos pueden tener emprendimientos individuales y/o empresariales pero no el capital suficiente, y pretenden el apoyo estatal en la búsqueda de beneficios particulares.No sabemos si antes del discurso presidencial se han discutido las razones, los alcances y los riesgos de una mayor presencia estatal en la provisión de bienes privados o de bienes públicos provistos directamente por el Estado. La experiencia peruana de las décadas de los 60, 70, 80 y 90 nos muestran lo difícil que nos ha resultado el manejo de estos emprendimientos. ¿Esta vez sí se hará lo correcto? El Gabinete Lerner tiene la palabra, señala Elmer Cuba, Socio Director Macroconsult